domingo, 20 de marzo de 2011

dolores de cabeza

Dolores de cabeza
Después de que el sindicato de Hormonas –apoyadas por el gremio de Ovocitos- llamara a una junta general, amenazando con llenar la cara de Alejandra de granos sino accedían a su petición, no hubo más remedio que darles el gusto.

Por un lado estaban ellas, las Hormonas. Las muy vanidosas se habían colocado en el lóbulo frontal del cerebro para ver mejor a todo el resto, que se sentaba o en alguno de los lóbulos parietales, o el occipital. Por otro lado estaban los Sentimientos, expectantes, luego los Impulsos, algo inquietos, y los Estados de Ánimo, en sus diversos estados. Ingenio, Humor y Sarcasmo, estaban sentados con los Impulsos y estallaban a carcajadas de tanto en tanto. Esto no le hacía gracia a Mal Humor, que estaba sentado junto a Extasis, que siempre parecía que se le iba a desbordar la Emoción por la boca (Emoción, estaba a dos asientos, y no le gustaba que utilizaran esa metáfora).

-¡ORDEN!, gritó Sentido Común. –Tenemos que empezar de una vez, lo secundó Sensatez. Hormonas, si nos hicieran el favor…
-Gracias, Sensatez. Tomó la palabra una hormona bastante alborotada. –estimados colegas: nos vemos ante una situación poco agradable, ya que sentimos que todo está siendo delegado a NOSOTRAS. Autoestima se tomó vacaciones desde que Alejandra tiene 14 y creo que hasta los 17 no vuelve, y claro, Enamoramiento nos tiene trabajando en un régimen casi esclavista, Vergüenza y Alegría se viven peleando y ahí tenemos que estar para ayudar a que Vergüenza tenga al margen a todos… nos cansamos. Desde hoy, quedan a cargo de Alejandra: Humor, Alegría, Simpatía y Optimismo, claro que Sentido Común los supervisará, pero básicamente están al mando.

Y dicho esto dieron por finalizado el XVI Congreso Cerebral de los Estados Emocionales Unidos De Alejandra.

Ese día, Alejandra se levantó con una sonrisa, y aquella sonrisa lo cambió todo. El departamento de Cohibición, que era un pez gordo antaño, pasó solo a ocuparse de cosas triviales como ordenar alguna tonta norma social, y controlar a Pudor, -que al fin parecía querer abandonar su severo conservadurismo-.

Enamoramiento, ahora sin hormonas, creía que no tenía mucha razón de ser por lo cual le cedió su puesto a Amor, que no tardó en ponerse al día con el papeleo, y con ayuda de Ingenio y Encanto (y un favor que le debían las Hormonas, por lo que ese mes la cara de Alejandra estaban inmaculada) consiguió enamorar y hacer enamorar a Alejandra. Rebeldía tuvo que resignarse a que la susodicha había dejado atrás su soltería.

Humor e Ingenio trabajaban incansablemente en un proyecto. Solo dejaban ver de qué se trataba a Ironía, y a Oratoria, que después de unas palabras atinadas, fue admitida en el proyecto. Y qué proyecto. Como por arte de magia, Alejandra era el centro de atención, ya que nadie se resistía a sus chistes e ingeniosos comentarios.

A todo esto, Juliana, una amiga de Alejandra, tenía su batalla interna también. Por lo que se comentó por las venas de ésta última, Celos, había derrocado a Bondad dentro de Juliana, lo que suponía un estado de contraataque y defensa constante por parte de ellos (los alejandrinos). No había problema, estaban preparados.

Así, Comprensión pasó a tener el cargo de ministra de defensa. Ella muy buena y –obviamente- comprensiva, era una jefa a la que todos querían tener. Así pasó a tener a su entera disposición a Paciencia, Empatía, y Amabilidad. La lucha fue dura pero al cabo de una semana, se enteraron por una bacteria -que había entrado por la boca de Alejandra, que se había olvidado de lavarse las manos antes de comer-, que Autoconfianza y Serenidad ahora reinaban Juliana.

Para Vergüenza, esto fue la gota que derramó el vaso. No solo lo habían destituido vilmente, sino que hasta parecían no necesitarlo. Buscó apoyo en Indignación, quien encolerizado le dijo que no descansaría hasta que se hiciera justicia (naturalmente, lo mismo ocurrió con Cólera). Inhibición estaba de acuerdo con Vergüenza, pero le daba vergüenza decirlo. A Lástima le dio pena, así que lo ayudó. Soberbia se sentía desplazado últimamente, y junto con Egoísmo (que tenía un asunto personal pendiente con Altruismo, del bando opuesto) y Lógica, fría como siempre, ayudaron a planificar su vuelta al poder. Interés no estaba de acuerdo con la causa, pero por conveniencia apoyó a Vergüenza.

No les fue difícil llevar a cabo su plan. Las condiciones fueron propicias en el día previo a que Ovocito fuese a Las Trompas de vacaciones. Esos días, Mal Humor y Sensibilidad estaban a cargo, y no les causarían muchos problemas. Les tomó unos minutos hacer que el caos reinase en el cerebro de Alejandra –tiempo en el cual ella se puso a llorar sin razón aparente, le grito a su mamá y se encerró en su cuarto-. Tampoco les costó ganar la feroz batalla (pues Ferocidad estaba de su lado). Pesimismo veía un caos inminente. Y no se equivocó. Era un auténtico golpe de estado, de ánimo.

Pero éste régimen carecía totalmente de Eficiencia. Nadie parecía tomarse su trabajo en serio. A Apatía no le interesaba mucho todo el asunto. Manejaba su trabajo con tan poca Diligencia que terminaron por despedirlo. Desenfreno causó tal desastre que hubo que llamar a Responsabilidad para hacer que Alejandra no hiciera una locura. Claro que, llegaron tarde y esa noche tuvieron que velar a cientos de Neuronas que perecieron bajo la influencia del alcohol.

Según el detallado informe del departamento de Órganos Sensoriales, reinaba un estado de emergencia. Pavor no lo resistió y renunció –Alejandra notó esos días con Asombro como su aracnofobia parecía haber dejado de existir-.

Los siguientes días fueron duros para todos. Ambos bandos luchaban sin tregua por la hegemonía de Alejandra, lo que le ocasionaba a ésta, unas tremendas migrañas, y cambios de humor repentinos. Los agentes Aspirina no dejaban de ir a la cabeza de Alejandra. Los muy molestos tenían a todos calmados –muy a la fuerza, estas situaciones solían ser violentas- por unas horas y luego se iban con la amenaza de regresar. Eran muy indeseables, pero eficaces.

Pero un buen día, ellos nunca se enteraron cómo, la paz volvió a reinar. Optimismo estaba súbitamente, atareadísima. Buen Humor tenía que hacer gala constantemente de sus Habilidades, y se tuvo que contratar Neuronas nuevas para irradiar más Alegría de lo acostumbrado. Nadie sabía por qué, pero ahora Humor no tenía descanso, y ya casi no le alcanzaba con la ayuda de Gracia. Aún así, nadie se quejaba (Inconformismo, que trabajaba en negro, había sido despedido), ya que eran muy bien remunerados. El ingreso promedio de Felicidad del trabajador medio había subido un 79%. Quizá, por esto, o porque los embargaba tanto la Alegría, nunca indagaron ni se preguntaron qué pasó realmente, como todo se tornó tan bueno sin Razón aparente.

Y hablando de Razón, fue el único que se dio cuenta de todo. Ellos se peleaban por dominarse los unos a los otros, por comandar a Alejandra, y nunca se dieron cuenta, que quien los mandaba era ella. Ella y solo ella, tenía el poder de cambiar su vida, de hacer amigos, novios, o lo que fuere. Solo ella podía decidir cuanta Felicidad ingresaría ese mes. Porque Alegría, Humor, Optimismo, y todos los demás, además de ser trabajadores, son decisiones.

Fer Kosak