domingo, 4 de septiembre de 2011

borrador yo propongo

Elegí hacer un artículo acerca de la reciente movida uruguaya del stand up, porque creo que el artista uruguayo es a veces menospreciado, y deberíamos fomentar todo tipo de expresión en nuestro país. La disciplina está prosperando pero aún no ha tenido aceptación total. Si llegara a desarrollarse apropiadamente la sociedad tendría un aporte muy valioso que es el del humor. El hacer reir es algo hondamente valorable y es un escape social sumamente sano. En una sociedad tan frenética como la de hoy, el humor le pone un alto al estrés cotidiano y se ríe de él. Porque el stand up no busca temas inteligentes sino mundanos, con los cuales el público se identifica. Es un “basta” a la realidad ajetreada en la cual nos vemos sumergidos.

Primero que nada, ¿qué es el stand-up comedy? El “stand up” o “humor de pie” es un subgénero de la comedia en el cual, un comediante, sin escenografía alguna (generalmente detrás de él hay una cortina roja o una pared de ladrillos), expone un monólogo humorístico, pensado y escrito previamente por él. Los monólogos varían en tema, duración, enfoque, tipo de humor, y otros factores. El comediante no es un actor. Le habla directo al público, desde su persona, persona escénica o personaje y comparte y diserta sobre sus inquietudes y puntos de vista de cualquier aspecto de la vida, desde el lado del humor.
El stand up, no es algo nuevo realmente. De hecho, el término se acuña en 1966 en Gran Bretaña, pero sus inicios innominados son más longevos aún. En realidad, su origen no es claro, ya que antes de definirse, su acaparamiento no era tan acotado. Comienza a engendrarse en Estados Unidos y en Inglaterra en el siglo XIIX casi simultáneamente surgiendo como rama de la comedia. Se practicaba en lugares diversos, desde teatros, hasta prostíbulos.
Sin embargo, llega al Uruguay en el 2008, con la llegada del primer espectáculo de audiencia masiva, en el undermovie de Montevideo Shopping: “De Pie” y sobre todo, con el inicio del curso de la productora “Dios los Cría”; “Secretos del stand up”.
“Comediante no se hace, se nace”. Es una creencia popular. Si bien es verdad que para ser comediante uno tiene que tener agallas, algo de inventiva y sobre todo ganas, comediante definitivamente se hace. Si no, puede preguntársele a los más de 100 egresados del curso. Este año se inauguró un segundo curso de la disciplina, dictado por la productora Comosoma X; “Por humor al arte”. De a poco el stand up se está arraigando al territorio charrúa.
Otro impulsor del stand up fue la marca de cerveza Patricia, con sus dos ediciones del concurso “Patricia Stand Up”, que llevó a muchos a armarse de valor, escribir un material y probar suerte en el escenario, habiendo hecho el curso o no.
El hecho de que Montevideo cuente con pocos boliches de stand up, sumado al reducido número de comediantes uruguayos, crea las circunstancias ideales para el surgimiento de los cimientos de una pequeña comunidad de standuperos, ya que la misma gente frecuenta los mismos lugares reiteradamente.
A diferencia de lo que uno podría imaginarse, el perfil del comediante no es el del tipo gracioso, alma de la fiesta, ni mucho menos. Muchas veces son retraídos o tímidos y a diferencia de lo que alegan muchas veces en sus monólogos, todos tienen la autoestima lo suficientemente alta como para subirse a un escenario y ser el centro de atención y aplausos. Además de eso, y de ser amantes del humor, las personalidades de los comediantes son de lo más diversas. Tanto así su perfil socioeconómico. Son en su mayoría de clase media, de todos los barrios, y círculos sociales. No hay una tendencia marcada.

Esmeralda

Te llamas Esmeralda. Tienes 23 años. Tienes un hermano de 25 y una hermana de 19. No tienes padre, nunca lo conociste y tampoco te interesó mucho a decir verdad. Tu madre hizo lo que pudo pero no era una mujer, como decirlo, de muchas luces. Tuviste comida y cama siempre, no te puedes quejar, ¿verdad?
Te criaste rápido. No te pasaste años jugando con muñecas. Tu hermano hizo lo que pudo por ti y tú por tu hermana. Nunca fuiste la mejor en tu clase. Te interesaba más la escuela como una actividad que le daba sentido a tu desordenada vida que como fuente de aprendizaje. Tus profesores nunca se esforzaron en hacerte ver lo contrario.
Has tenido un par de novios. Nada serio. Te iniciaste sexualmente a los 17 con Pablo, nada del otro mundo. Desde entonces tuviste una seguidilla de amoríos que no te quitaron el sueño. Ahora Diego quiere llevarte a vivir con él pero tú sabes que eso no pasará. Te preguntas si algún hombre vale la pena.
Hace tres años empezaste la escuela de enfermería. Creerías que le daría sentido a tu vida. Ayudar a los enfermos. A los débiles. Los doctores te gritan a menudo por cosas que no hiciste pero estás bien. Al menos puedes hacer una diferencia, o eso te dices. El caso es que nunca llegas tarde y siempre haces lo que se te ordena. Tienes un compañero molesto, Yonattan, que siempre trata de conquistarte, y una compañera envidiosa, Laura, que te hace la vida imposible. No dejas que te afecte.
Nada en tu patética vida se compara con este momento. Nada de lo que soñaste o anhelaste le llegaba a los talones a lo que pasará a continuación. Honestamente, no te creías merecedora de tal felicidad. El telón se abrirá, y tú, solo tú, serás la estrella.
Te llamas Esmeralda, tienes 23 años, y lo que más amas en es

Café

El café de ese día sabía raro. Pero no raro como cuando uno le pone leche entera cuando quería descremada. Raro como anunciando más rarezas. Raro como cuando uno presiente que algo cambió y que no se puede esperar lo que siempre. Esa extrañeza que más que molestar, intriga.
Tal vez por ese café su auto no era el mismo de siempre. Los quejidos del motor se habían aplacado y el auto parecía querer dirigirse a otra dirección. No lo llevó al kiosco de siempre para comprar el diario del día que anunciaría las mismas cosas de siempre. Lo llevó a la tranquilidad, que no quedaba tan lejos como creía.
Tranquilidad. Sin saber cómo estaba sumido en ella. Eso también era raro. Anuncio del café tal vez. Como si fuera algo normal, toda su semana paso en frente de sus ojos. Pero él no era parte de ella. La veía desde fuera, como a través de un vidrio esmerilado.
Su madre apareció de repente. Pero vívidamente. Casi haciéndolo verla con todos los sentidos. Sus compañeros de trabajo venían en ráfagas. Como tratando de tocarlo. Arañándolo. Y finalmente ella. Ella quien despertaba a diario junto a él. Ella que religiosamente le preparaba la cena. Apareció casi sin quererlo, con vergüenza. Todo se tornó cálido y agradable con su llegada. Casi podía sentirse el perfume mezclado con su piel acalorada. Pronto se desvaneció.
Todo lo hermoso. Todo lo querido. Todo lo que había dado por sentado se alejó. Se convirtieron en ases de luces que se metían en una caja que se cerraba con un candado de acero, hermoso y lustroso.
Desesperado buscó la llave. Juró y perjuró hacer lo que fuere por recuperar a sus seres queridos. Prometió incluso dejar todo lo que yacía fuera de esa caja con tal de recuperarlos. Ahí la divisó. Una llave, del mismo tamaño y material. Intentó varias veces antes de rendirse. No podía ser, ¿qué era lo que no funcionaba?
La llave estaba tan corroída y oxidada por el olvido y el descuido que era irrecuperable. A veces uno pasa tanto tiempo sacándole brillo a lo de afuera que se olvida de lo que realmente vale la pena, hasta que le es imposible recuperarlo.
A muchísima distancia en espacio y tiempo, un hombre estaba teniendo un infarto después de beber un sorbo de café.

jueves, 28 de julio de 2011

Botas violetas

Eran hermosas. Eran dos. Eran iguales. Claro. Las había visto casi por casualidad, en seguida llamaron su atención. Una vez puestas, no hubo duda. Estaban predestinadas. Se las probó por cuarta vez esa tarde. Qué bien le quedaban. Le daban otro aire, otro porte. Eran de un violeta caprichoso. Le llegaban casi hasta la rodilla, y le ajustaban a la perfección. La separaban definitivamente del piso.
Pero unas botas como éstas conllevan responsabilidades. ¿Cómo iba a andar con ellas así no más? Ah no. Definitivamente, acarreaban un cambio de actitud total. Las botas no se ajustaban a uno. Uno se ajustaba a ellas. No le importaba. Por algo se habían encontrado. Por algo las eligió a ellas y no a otras.
Pensó en su vida, no combinaba con las botas. Habría que cambiarla. Una no puede ir por la vida predicando un negro cuando las botas de una son violetas. Así que le dio un toque morado a sus actividades. Mezcló azul, y bastante rojo. Eligió una tonalidad chillona y se aferró a ella. Al que le moleste mala suerte. Por desgracia en el mundo, vamos a encontrar millones de personas con botas de lluvia que se acorazan e ignoran a los que se salen un poco de la moda. Pero bueno. Tener estilo nunca pasa de moda.
Se encontró también que su vida parecía más que nada tener tacos. No podía ser. Las botas eran casi chatas, no se creían mejor que nadie. Sacó de su guardarropa lo formal, que no combina con lo chato, y desde entonces usó solo conjuntos distendidos. Como debía ser.
Las botas tenían algo muy curioso y era que, si uno se acercaba a ellas, siempre podía verse reflejado en su reluciente superficie. Si las botas opacas estaban de moda ¿qué más daba? Después de todo en la moda todo vuelve.
Parecía mucho sacrificio. No cualquiera lo haría. La mayoría simplemente se compraría las botas bajas, marrones, estándar, y harían que ellas se adapten a su vida y no viceversa. Otros se comprarían botas de un negro decidido, brocegos seguramente, y sí, tal vez se sacrificarían y se adaptarían a sus botas, pero solo se dedicarían a patear con ellas. Algunos le encontraban sentido a eso. Pero al fin y al cabo, eran las botas de ellos las que se ensuciaban tratando de enlodar a otras.
Una vez combinada con sus botas se sintió bien. En paz consigo misma y con sus elecciones. Coherente. Se puso las botas y caminó. Tal vez eran apropiadas para determinadas ocasiones, sí. Pero al final de cuentas, no eran ellas las que caminaban ni marcaban el camino, solo son un accesorio.

domingo, 20 de marzo de 2011

dolores de cabeza

Dolores de cabeza
Después de que el sindicato de Hormonas –apoyadas por el gremio de Ovocitos- llamara a una junta general, amenazando con llenar la cara de Alejandra de granos sino accedían a su petición, no hubo más remedio que darles el gusto.

Por un lado estaban ellas, las Hormonas. Las muy vanidosas se habían colocado en el lóbulo frontal del cerebro para ver mejor a todo el resto, que se sentaba o en alguno de los lóbulos parietales, o el occipital. Por otro lado estaban los Sentimientos, expectantes, luego los Impulsos, algo inquietos, y los Estados de Ánimo, en sus diversos estados. Ingenio, Humor y Sarcasmo, estaban sentados con los Impulsos y estallaban a carcajadas de tanto en tanto. Esto no le hacía gracia a Mal Humor, que estaba sentado junto a Extasis, que siempre parecía que se le iba a desbordar la Emoción por la boca (Emoción, estaba a dos asientos, y no le gustaba que utilizaran esa metáfora).

-¡ORDEN!, gritó Sentido Común. –Tenemos que empezar de una vez, lo secundó Sensatez. Hormonas, si nos hicieran el favor…
-Gracias, Sensatez. Tomó la palabra una hormona bastante alborotada. –estimados colegas: nos vemos ante una situación poco agradable, ya que sentimos que todo está siendo delegado a NOSOTRAS. Autoestima se tomó vacaciones desde que Alejandra tiene 14 y creo que hasta los 17 no vuelve, y claro, Enamoramiento nos tiene trabajando en un régimen casi esclavista, Vergüenza y Alegría se viven peleando y ahí tenemos que estar para ayudar a que Vergüenza tenga al margen a todos… nos cansamos. Desde hoy, quedan a cargo de Alejandra: Humor, Alegría, Simpatía y Optimismo, claro que Sentido Común los supervisará, pero básicamente están al mando.

Y dicho esto dieron por finalizado el XVI Congreso Cerebral de los Estados Emocionales Unidos De Alejandra.

Ese día, Alejandra se levantó con una sonrisa, y aquella sonrisa lo cambió todo. El departamento de Cohibición, que era un pez gordo antaño, pasó solo a ocuparse de cosas triviales como ordenar alguna tonta norma social, y controlar a Pudor, -que al fin parecía querer abandonar su severo conservadurismo-.

Enamoramiento, ahora sin hormonas, creía que no tenía mucha razón de ser por lo cual le cedió su puesto a Amor, que no tardó en ponerse al día con el papeleo, y con ayuda de Ingenio y Encanto (y un favor que le debían las Hormonas, por lo que ese mes la cara de Alejandra estaban inmaculada) consiguió enamorar y hacer enamorar a Alejandra. Rebeldía tuvo que resignarse a que la susodicha había dejado atrás su soltería.

Humor e Ingenio trabajaban incansablemente en un proyecto. Solo dejaban ver de qué se trataba a Ironía, y a Oratoria, que después de unas palabras atinadas, fue admitida en el proyecto. Y qué proyecto. Como por arte de magia, Alejandra era el centro de atención, ya que nadie se resistía a sus chistes e ingeniosos comentarios.

A todo esto, Juliana, una amiga de Alejandra, tenía su batalla interna también. Por lo que se comentó por las venas de ésta última, Celos, había derrocado a Bondad dentro de Juliana, lo que suponía un estado de contraataque y defensa constante por parte de ellos (los alejandrinos). No había problema, estaban preparados.

Así, Comprensión pasó a tener el cargo de ministra de defensa. Ella muy buena y –obviamente- comprensiva, era una jefa a la que todos querían tener. Así pasó a tener a su entera disposición a Paciencia, Empatía, y Amabilidad. La lucha fue dura pero al cabo de una semana, se enteraron por una bacteria -que había entrado por la boca de Alejandra, que se había olvidado de lavarse las manos antes de comer-, que Autoconfianza y Serenidad ahora reinaban Juliana.

Para Vergüenza, esto fue la gota que derramó el vaso. No solo lo habían destituido vilmente, sino que hasta parecían no necesitarlo. Buscó apoyo en Indignación, quien encolerizado le dijo que no descansaría hasta que se hiciera justicia (naturalmente, lo mismo ocurrió con Cólera). Inhibición estaba de acuerdo con Vergüenza, pero le daba vergüenza decirlo. A Lástima le dio pena, así que lo ayudó. Soberbia se sentía desplazado últimamente, y junto con Egoísmo (que tenía un asunto personal pendiente con Altruismo, del bando opuesto) y Lógica, fría como siempre, ayudaron a planificar su vuelta al poder. Interés no estaba de acuerdo con la causa, pero por conveniencia apoyó a Vergüenza.

No les fue difícil llevar a cabo su plan. Las condiciones fueron propicias en el día previo a que Ovocito fuese a Las Trompas de vacaciones. Esos días, Mal Humor y Sensibilidad estaban a cargo, y no les causarían muchos problemas. Les tomó unos minutos hacer que el caos reinase en el cerebro de Alejandra –tiempo en el cual ella se puso a llorar sin razón aparente, le grito a su mamá y se encerró en su cuarto-. Tampoco les costó ganar la feroz batalla (pues Ferocidad estaba de su lado). Pesimismo veía un caos inminente. Y no se equivocó. Era un auténtico golpe de estado, de ánimo.

Pero éste régimen carecía totalmente de Eficiencia. Nadie parecía tomarse su trabajo en serio. A Apatía no le interesaba mucho todo el asunto. Manejaba su trabajo con tan poca Diligencia que terminaron por despedirlo. Desenfreno causó tal desastre que hubo que llamar a Responsabilidad para hacer que Alejandra no hiciera una locura. Claro que, llegaron tarde y esa noche tuvieron que velar a cientos de Neuronas que perecieron bajo la influencia del alcohol.

Según el detallado informe del departamento de Órganos Sensoriales, reinaba un estado de emergencia. Pavor no lo resistió y renunció –Alejandra notó esos días con Asombro como su aracnofobia parecía haber dejado de existir-.

Los siguientes días fueron duros para todos. Ambos bandos luchaban sin tregua por la hegemonía de Alejandra, lo que le ocasionaba a ésta, unas tremendas migrañas, y cambios de humor repentinos. Los agentes Aspirina no dejaban de ir a la cabeza de Alejandra. Los muy molestos tenían a todos calmados –muy a la fuerza, estas situaciones solían ser violentas- por unas horas y luego se iban con la amenaza de regresar. Eran muy indeseables, pero eficaces.

Pero un buen día, ellos nunca se enteraron cómo, la paz volvió a reinar. Optimismo estaba súbitamente, atareadísima. Buen Humor tenía que hacer gala constantemente de sus Habilidades, y se tuvo que contratar Neuronas nuevas para irradiar más Alegría de lo acostumbrado. Nadie sabía por qué, pero ahora Humor no tenía descanso, y ya casi no le alcanzaba con la ayuda de Gracia. Aún así, nadie se quejaba (Inconformismo, que trabajaba en negro, había sido despedido), ya que eran muy bien remunerados. El ingreso promedio de Felicidad del trabajador medio había subido un 79%. Quizá, por esto, o porque los embargaba tanto la Alegría, nunca indagaron ni se preguntaron qué pasó realmente, como todo se tornó tan bueno sin Razón aparente.

Y hablando de Razón, fue el único que se dio cuenta de todo. Ellos se peleaban por dominarse los unos a los otros, por comandar a Alejandra, y nunca se dieron cuenta, que quien los mandaba era ella. Ella y solo ella, tenía el poder de cambiar su vida, de hacer amigos, novios, o lo que fuere. Solo ella podía decidir cuanta Felicidad ingresaría ese mes. Porque Alegría, Humor, Optimismo, y todos los demás, además de ser trabajadores, son decisiones.

Fer Kosak

viernes, 10 de diciembre de 2010

Reflexiones de este 2010…

Qué año largo. Pienso en enero y no me reconozco. Fue un año bastante… movido. Como todos, empecé decidida a ponerme las pilas en el liceo, y en todos los ámbitos de mi vida. Y arranqué bien. Seguí peor pero eso no es noticia.

Y me pasaron muchas cosas. Fue un año donde me di cuenta quién era realmente mucha gente. Me acerqué a gente nueva por suerte, y me alejé de otra por desgracia. Pero el año siguió su curso. Me hizo darme cuenta que a veces, para empezar a trabajar tus relaciones con los demás, primero tenés que arreglar la relación más importante; la relación con uno mismo

Sonará egocéntrico, pero a eso me dediqué. A mí misma. Me saqué las ganas de muchas cosas. Arranqué danza árabe… dejé danza árabe… fui madrijá de cancha. Me emborraché… me mandé cagadas… hice otras cosas de las que estoy orgullosa, en fin. Me saqué las ganas

Más adelante pasaron cosas que me movilizaron. Cosas de mierda. Cosas que lo hacen a uno darse cuenta que los problemas de uno en realidad son una estupidez. Estas cosas te hacen madurar. Te descolocan, y te dan otra perspectiva. Es algo que siempre vas a llevar como una mochila, y duele pero te hace ver las cosas de otra forma. Y te das contra la pared pensando “y qué si…”. Pero no sirve para nada. Y cuando ya nada es igual pensás que ganaste un poco de objetividad para tu vida. No te engañes. No existe. Es humano volver a preocuparse por pelotudeces.

Agosto. Mes bizarro. Dejás de vivir y le alquilás tu vida a la tnuá. No me quejo. La pasé excelente. Gané el jodesh. Supe encariñarme con los janijim. Y ahí pasás tus problemas a segundo plano. Está bueno. Pero hay que aterrizar. Dejar de lado la euforia, el agotamiento, y seguir con eso que llaman vida.

Aprendí que en Uruguay, hay promedio un loco por cabeza. Sí. Parate a observar a cualquier persona un tiempito, y lo comprobás. Todos tienen sus locuras. El tema es decidir las de quién aceptar. Yo por mi parte, estoy bastante rayada. Nunca lo dudé. Pero fue raro darme cuenta que no estaba sola. Una recomendación total de mi parte: cambien un poco de ambiente y van a descubrir los defectos propios. Muchas veces no nos damos cuenta porque nuestros amigos y familia ya son inmunes. Me pasó que al relacionarme con gente nueva, eran más sensibles a mis defectos, o los notaban con más sorpresa. Y ahí te cae la ficha, que es el primer paso para la auto superación.

Gente nueva… gente de stand up para ser precisos. Me volví a sacar las ganas. Era mi asignatura pendiente. Con mis padres en contra y mis amigas no entendiendo qué mierda hacía me metí ahí. Sola. La más chiquita… fue la mejor decisión que pude haber tomado. El stand up tenía todo lo que me gustaba: escribir, contar chistes, y estar en un escenario. Pero hubo un plus que no esperaba. La gente. 25 personas extrovertidas, con ganas de contar chistes, y sobre todo DIFERENTES.

Gente distinta, al fin!!! Entonces empecé a pasar tres horas por semana con gente de todas las edades, sexos, religiones, barrios, etc. La primera clase el profesor nos dijo “de acá va a salir un grupo muy unido, se van a hacer muy amigos”… nunca pensé que aplicaría a mí esa frase, yo era una pendeja, no se iban a hacer amigos míos. No pude estar más equivocada. Me llevé amigos increíbles. Tuve experiencias nuevas, las cuales hubiese tenido que esperar unos años para hacer de no haber ido al curso. En fin. La pasé genial.

Y arrancó el verano. No del todo. Ir a inglés todos los días para dar el Prof no es muy verano, y ni te digo ir al gimnasio. Decidí que este va a ser el verano en el que voy a ver las fotos y decir “che qué gorda que estaba ese verano”. Ayer di el Prof… Hola verano! Hola 2011.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ensayo: ¿Vemos el mundo como es o como somos?

No es inusual escuchar la frase “lo vi con mis propios ojos”. Sin embargo, ¿cuánto podemos fiarnos realmente de ella? ¿Qué seguridad nos brinda el haber corroborado algo con nuestros sentidos? Creer en esta frase sería afirmar que nuestra percepción del mundo es impoluta, y totalmente objetiva. Sería decir que estamos desarraigados a toda la experiencia y conocimientos que tenemos acumulados en nuestro haber, y que utilizamos, indefectiblemente, al percibir la realidad.

Quiero llamar la atención a otra frase comúnmente conocida; “si no lo veo no lo creo”. Esta frase puede ser discutida para significar exactamente lo contrario. “Si no lo creo no lo veo”. Hay una corriente psicoanalítica que cree que es difícil captar algo a lo que uno nunca se enfrentó con los sentidos, sin un proceso previo de aprendizaje. Estamos indisolublemente ligados a nuestras emociones, las cuales cargan de juicio lo que captamos a través de nuestros órganos sensoriales. Sin mencionar, todo lo que hemos vivido, que nos sitúa en una “normalidad aprendida” (porque lo “normal” se define una vez que ya se han tenido experiencias que clasificar en la mente). Al recibir estímulos del ambiente, los comparamos constantemente con la información que ya tenemos almacenada y la catalogamos. En el hipotético caso que uno se viese de frente a un verdadero O.V.N.I lo más probable es que crea que está “viendo mal”, o en el peor de los casos, que su mente lo obligue a creer que en realidad lo que vio fue un avión o una nube, o, que directamente, no vio nada. Por otro lado, si apenas divisamos un avión normal a lo lejos, tendremos un recuerdo más nítido de él, porque conocemos su forma, y completamos la vaga imagen que recibimos del exterior con el recuerdo que tenemos del interior.

El juicio de cada uno esta muy moldeado por los estímulos recibidos del exterior a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, la interpretación de los mismos está distorsionada por nuestro propio juicio, que a la vez lo malea el ambiente que nos rodea. Entonces, ¿no es esto un círculo vicioso? ¿Vemos lo que somos, o somos lo que vemos?. La realidad que percibimos es vista a través de una espesa capa de nosotros mismos. Es como ver a través de lentes cuyo aumento regulamos nosotros involuntariamente. O ver el paisaje en un día de espesa neblina.

¿A qué nos lleva esto? Estamos intensamente influidos por nuestra cultura. Cultura en el sentido de las normas, hábitos, valores, costumbres y tradiciones que rigen el comportamiento de nuestro medio social. Como cultura queremos decir todo lo que no es innato, ergo, es adquirido o absorbido del ambiente que nos rodea. Es constitutiva. Nos moldea interiormente. Dicho esto, deduciríamos que un neonato capta el mundo a su alrededor directamente como es, y no como es él, porque no está endoculturizado y su percepción del mundo no está sujeta a comparaciones con experiencias previas ya que no las hay.

Esto no es así. Los mismos estímulos pueden afectar de manera completamente distinta a un individuo o a otro. Entonces, nuestra subjetividad, ¿se debe a lo que aprendemos, o con lo que nacemos? No hay un consenso en cuanto a esta cuestión. Se cree que los estímulos externos son recibidos a través de los órganos sensoriales, para pasar por una especie de “caja negra” en nuestro cerebro y salir transformados en nuestra personalidad o conducta. Sin mencionar que dejan como estela, una opinión o un juicio sobre ellos. Los que no se ha podido determinar
hasta la fecha es el contenido de la susodicha “caja negra”. Ésta, de alguna forma, vendría a representar el proceso de manufacturación de un producto, el cual sería la conducta y la personalidad. La materia prima que forma la personalidad de uno es el ambiente, o sea, los padres, la cultura que lo rodea, los estímulos físicos y emocionales y más. La incógnita es el proceso de manufacturación, que varía en cada individuo.

Dejando de lado todo lo que a juicios u opiniones se refiere, quiero hablar de los sentidos. No podemos decir que algo “es”. Algo “se siente”. Por ejemplo. Si careciéramos del sentido del olfato, ¿cómo podríamos saber que los olores existen? No lo sabríamos. Pasarían totalmente desapercibidos. Hay animales con sentidos distintos a los nuestros. Para ellos el mundo “es” algo totalmente diferente que el mundo que nos rodea a nosotros. Sin embargo, es el mismo. Sin ir más lejos, un daltónico ve algo de un color mientras que una persona que no padece daltonismo lo ve de otro ¿cuál de los dos está en lo correcto? Ninguno. Porque nada “es”, sino que “se ve”. Y si se ve distinto, se debe simplemente a la capacidad del ojo humano de reconocer tal o cual color. He aquí otro ejemplo de cómo el neonato que mencioné anteriormente vuelve a captar el mundo como es él.

Para concluir, quiero citar a Antoine Saint-Exupery , con su célebre frase de su famosísimo libro “El Principito”. “Lo esencial es invisible a los ojos”. No hace falta decir que estoy de acuerdo no solo con eso, sino que creo que lo esencial es imperceptible para todos los sentidos. Lo que no podría decir con total convencimiento, es si realmente existe “lo esencial”. Lo verdadero. ¿Hay una realidad? Si todos la percibimos diferente, ¿podemos decir que una es la –valga la redundancia- real realidad? Una piedra que cae produce ondas sonoras sin importar que alguien la escuche. Pero, ¿hace ruido? ¿Algo es real si nadie lo percibe? Es aquí donde me quedo sin palabras. Creo sí, que el mundo que vemos, es en gran parte lo que somos. Qué es el mundo objetivamente, o si hay una respuesta a eso, no podría decirlo.

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